Los cuentos clásicos tienen la magia de perdurar en el tiempo, adaptándose a cada generación con nuevos matices. Hoy te presentamos una versión renovada del conocido cuento de «La ratita presumida», una historia que, además de entretener, nos deja valiosas enseñanzas.
La ratita presumida
Había una vez, en un pequeño pueblo, una ratita que destacaba por su coquetería. Un día, mientras limpiaba su hogar, encontró un brillante collar de perlas.
- «¡Qué maravilla!», exclamó. «Esto resaltará mi belleza».
Rápidamente, se lo colocó y salió a pasear, esperando recibir halagos de todos los animales del pueblo.
El gallo, con su pecho inflado, fue el primero en notarla: «¡Vaya, ratita! Ese collar te queda espléndido».
- «Gracias, gallo», contestó la ratita, con una sonrisa encantadora.
A medida que paseaba, varios pretendientes se acercaron, deslumbrados por el collar y su portadora. El pato, con su graznido melódico, propuso: «Ratita, con ese collar te ves muy elegante. ¿Te gustaría ser mi compañera en el lago?»
- «¿Y qué harás por las noches?», preguntó la ratita.
- «¡Quaack, quaack!», respondió el pato.
- «Ese sonido podría mojar mis perlas», dijo la ratita, y continuó su camino.
Luego, el perro, con su cola en alto, se acercó: «Ratita, ese collar resalta tu belleza. ¿Te casarías conmigo?»
- «¿Y tú qué harás por las noches?», indagó la ratita.
- «¡Guau, guau!», ladró el perro con entusiasmo.
- «Eso podría ensuciar mi collar», contestó la ratita, y siguió su paseo.
Finalmente, el gato, con su mirada astuta, se acercó sigilosamente: «Ese collar te hace lucir majestuosa, ratita. ¿Te gustaría compartir tu vida conmigo?»
- «Dime, gato, ¿qué haces por las noches?», preguntó con cautela la ratita.
- «¡Miau, miau!», maulló el gato dulcemente.
- «Eso suena tranquilo y cuidadoso. Acepto tu propuesta», dijo la ratita, finalmente encontrando un compañero que cuidaría de su preciado collar.
El gato, con una sonrisa astuta, la invitó a su casa prometiendo un banquete digno de su belleza. La ratita, encantada con la idea, aceptó sin dudarlo.
Una vez en la morada del gato, mientras él se adentraba en la cocina, la ratita observó un plato grande y vacío en el centro de la mesa, junto a una servilleta con su nombre bordado.
- «¿Qué es esto?», murmuró con preocupación.
Desde la cocina, oyó al gato afilar sus garras y, con un maullido siniestro, exclamó: «¡Para una cena perfecta, se necesita un plato exquisito!»
La ratita, comprendiendo el peligro en el que se encontraba, buscó rápidamente una salida. Justo cuando el gato se abalanzaba sobre ella, un ruido desde la ventana lo distrajo. Era el valiente ratoncito del pueblo, que había seguido a la ratita preocupado por su seguridad.
Sin perder tiempo, el ratoncito lanzó una nuez hacia una lámpara, creando un ruido ensordecedor y una distracción momentánea que permitió a la ratita escapar de las garras del gato.
Una vez a salvo, la ratita, con lágrimas en los ojos, agradeció al ratoncito: «Has salvado mi vida. Me dejé engañar por las apariencias y casi me cuesta caro».
El ratoncito, con una sonrisa sincera, respondió: «Siempre estaré aquí para ti, ratita. No por tus adornos o tu belleza, sino por quien eres en tu corazón».
Y así, con una nueva lección aprendida, la ratita regresó a su hogar, recordando siempre que las apariencias pueden engañar y que el verdadero valor está en el interior.
Resumen: En un pequeño pueblo, una ratita coqueta y presumida encuentra un collar de perlas. Al lucir su nuevo adorno, varios pretendientes, incluidos un burro, un gallo y un ratoncito, se acercan para pedirle matrimonio. Sin embargo, ella los rechaza basándose en sus voces nocturnas, excepto al astuto gato, quien con dulces palabras y maullidos logra ganarse su confianza. Pero las verdaderas intenciones del gato se revelan cuando intenta comerse a la ratita durante un supuesto picnic. Afortunadamente, el ratoncito, enamorado de la ratita, la salva a tiempo. La ratita comprende el valor de la autenticidad y el peligro de las apariencias, eligiendo finalmente al ratoncito como su compañero.
Moral o enseñanza de la ratita presumida
La historia de «La ratita presumida» nos brinda una profunda reflexión sobre la importancia de no dejarnos llevar únicamente por las apariencias. En un mundo donde lo superficial suele tener un gran peso, es esencial recordar que lo verdaderamente valioso reside en el interior de las personas y en la sinceridad de sus acciones.
La ratita, al dejarse seducir por las palabras dulces y las promesas del gato, puso en riesgo su bienestar. Sin embargo, esta experiencia le enseñó a valorar a aquellos que genuinamente se preocupan por ella, como el ratoncito, quien la salvó a pesar de no recibir anteriormente la atención que merecía.
Es una lección de humildad, reconocimiento y, sobre todo, de la importancia de conocer a fondo a quienes nos rodean antes de tomar decisiones precipitadas.
Análisis de personajes
- La Ratita Presumida: Es el personaje principal de nuestra historia. Representa la inocencia y la facilidad con la que, a veces, podemos dejarnos llevar por lo superficial. Aunque es coqueta y le gusta adornarse, su verdadera esencia es dulce y bondadosa. A lo largo del cuento, evoluciona y aprende la importancia de no basarse solo en las apariencias.
- El Gato: Representa la astucia y el engaño. Aunque al principio se muestra amable y halagador, sus verdaderas intenciones son egoístas y peligrosas. Es un recordatorio de que no todo lo que brilla es oro y que debemos ser cautelosos con quienes muestran un interés repentino y exagerado.
- El Ratoncito: Es el verdadero héroe de la historia. Aunque en un principio es pasado por alto por la ratita, demuestra ser valiente y leal. Representa la genuina bondad y el amor desinteresado, mostrando que las acciones hablan más fuerte que las palabras.
Preguntas de comprensión
- ¿Qué encontró la ratita mientras limpiaba su casa que la hizo sentirse especial?
- ¿Qué animal la invitó a su casa prometiendo un banquete?
- ¿Cómo se dio cuenta la ratita del peligro que corría en la casa del gato?
- ¿Quién ayudó a la ratita a escapar del gato y cómo lo hizo?
- ¿Cuál es la lección principal que la ratita aprendió al final de la historia?
Glosario
- Presumida: Persona que muestra con vanidad y satisfacción sus cualidades o méritos.
- Banquete: Comida celebrada con solemnidad en la que se sirven numerosos y selectos manjares.
- Distracción: Acción que aparta la atención de lo que se está haciendo o pensando.
- Abalanzar: Lanzarse hacia algo o alguien de manera impetuosa.
Recomendación para el lector
Después de leer este cuento, te invitamos a reflexionar sobre las veces que has juzgado o tomado decisiones basadas únicamente en apariencias. Conversa con tus amigos o familiares sobre la importancia de conocer a las personas más allá de su exterior y comparte tus pensamientos sobre la historia de la ratita.